3 prejuicios que no te dejan disfrutar el champagne

Ya sabemos que el champagne es exquisito pero, ¿realmente lo estás disfrutando a plenitud? Cuídate de incurrir en alguno de estos prejuicios.

En flauta es mejor. Aunque este tipo de copas son perfectas para deleitar la vista con las burbujas y el perlaje la realidad es que sufren los aromas y sabores. Una buena copa de vino blanco es ideal para apreciar matices que son de difícil percepción en una flauta, en particular en champagnes de excepción como Bollinger La Grande Année y R.D.

Traigan las ostras y el foie gras. Esperar por el foie gras, las ostras o el chocolate como únicas alternativas para comer con champagne es olvidarnos de su versatilidad y se su esencia: un vino con buena acidez que es capaz se llevarse muy bien con comidas saladas o con mucha grasa. Por ejemplo, aunque no lo creas, el champagne blanco o rosé son buena compañía para comidas como pollo frito, perros calientes, platos con salsa BBQ o papas fritas.

Esperar «ese momento». El champagne si bien es compañero perfecto para los hitos de la vida, nacimientos, matrimonios, bautizos y logros profesionales, es también uno de esos privilegiados vinos de los que se puede decir sin lugar a dudas que ellos mismos al servirlos hacen cualquier ocasión especial, así que no pierdas oportunidad para disfrutarlo.

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